La premisa de una dieta alcalina es que los nutrientes que se encuentran en los suplementos, alimentos alcalinizantes y el agua pueden devolver el equilibrio al cuerpo. Estas vitaminas, minerales y hierbas infunden al cuerpo con nueva energía, vitalidad y mejor salud.

Se deben consumir alimentos y agua alcalinos para proporcionar los nutrientes que el cuerpo necesita para neutralizar los ácidos y las toxinas en la sangre, la linfa, los tejidos y las células.

Cuando el equilibrio del pH dentro del cuerpo está “desequilibrado”, el cuerpo intenta corregir ese delicado equilibrio de pH. Ese proceso se manifiesta en síntomas incómodos, incluyendo resfriados, gripes, alergias, enfermedades, virus y bacterias.

Cuando el nivel de pH en nuestro cuerpo está desequilibrado, casi cualquier área del cuerpo puede verse afectada. Por ejemplo, cuando el sistema nervioso se ve afectado por el desequilibrio del pH, se manifiesta en forma de depresión.

Cuando el sistema cardiovascular se ve afectado, podríamos tener enfermedades cardíacas o experimentar otros problemas relacionados con el corazón, incluyendo el engrosamiento y endurecimiento de las arterias, enfermedad coronaria, dolor o incomodidad en el pecho, accidentes cerebrovasculares, hipertensión y fallo cardíaco.

Cuando los músculos se ven afectados, a menudo sentimos fatiga y falta de energía. Cuando la piel se ve afectada por un desequilibrio del pH, envejecemos más rápido de lo normal.

Cuando el nivel de pH del cuerpo está equilibrado, el cuerpo alcanza su peso ideal y corrige los problemas de salud negativos de manera natural.

La transición a una dieta más alcalina y saludable requiere un cambio de actitud hacia la comida. Lo importante es recordar que los pequeños cambios logran grandes resultados. Añade más alimentos alcalinos a tu dieta de manera gradual.